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Sobre transitoriedad.

Cuando pienso en estar con alguien, es algo complejo. Para ser sincero, llegué a la conclusión de que estar es algo mucho más basto que lo que alcanzamos a comprender. Estar es más que sólo habitar; y con ello no digo que sea como el verbo inglés to be, que no tiene fronteras en su lengua el ser del estar:

“Oh marine

oh boy

una de tus dificultades consiste en que no sabes

distinguir el ser del estar

para ti todo es to be

(…)”[1]

Hablar de estar nos lleva a pensar en el ser humano, su existir y su papel en la existencia.

Nos jugamos lo que el budismo llama anitya: la transitoriedad.

¿Si como seres tenemos tránsito en la existencia, esta es aislada o comunitaria? Debido a que nos denominamos seres sociales, habría de esperarse que dicha transitoriedad no fuera aislada. Caemos entonces casi a diario en el tránsito individualista, donde limitamos nuestra capacidad de consciencia a vivir por automaticidad nuestra existencia.

Rondar entre el individualismo es una forma de vida tan cotidiana en el siglo XXI, no generalizo, más tomo en cuenta que esto se considera “común”. Estar dentro de nosotros mismos es tan sencillo, basta con colocar los auriculares en tus oídos y dar play al reproductor. Más sencillo: entrar a una red social.

Nos enfrentamos a la evolución más inestable del estar. Si contradijeramos a Benedetti, ser y estar, más que contradicción, pueden formar un estado dhármico, un estado de aprendizaje y enseñanza, donde ambos se complementan para entender la existencia.

Dentro de las Tres Características que señala el Tri-Laksana[2]: Transitoriedad, Insustanciabilidad de un yo, y el Sufrimiento, la que me parece más útil es la primera. Más que saber que somos seres transigentes, es para mí más relevante usar este tránsito como pretexto para hablar ahora de una sociedad iterativa, o al menos de la persona iterativa.

Retomando de Santiago Cao (Argentina, 1974) quien habla del espectador iterator[3] en sus ponencias, explicando que este es el espectador que a través de la acción y su potencia cambia y modifica sin posibilidad de volver al mismo punto de partida, relacionando así su interés a presentar “dispositivos performáticos” durante sus performances.

Ya teniendo presente que lo que mueve en mí es cambiar y modificar de forma que no haya vuelta atrás, uno mi voz a las andanzas de accionismo. Hacer para existir, un hacer que incluye acto meditativo, acto sensibilizado.

Hacer para sentirse vivo, un hacer sintiendo, hacer viviendo. Esa es la meta.

Como Lorena Orozco Quiyono en su pieza Mensajes[4] donde quiebra sutilmente la línea monótona de la cotidianidad. El modificar la presencia haciendo obvia la identidad, para Orozco se traduce en un:

“Proceso de cansancio y mayor felicidad.”

Complemento yo que este proceso también es un proceso es un proceso interminable: debemos interrumpir la monotonía y el automatismo, cansarnos cada día hasta los huesos para detonar la felicidad desde la conciencia de la identidad.

Estoy convencido que nuestro paso en este mundo es momentáneo desde la acción consciente, hay que aprovechar nuestra libertad de cabo a rabo.

Si en materia nos iremos, siquiera dejemos felicidad compartida a los demás. Bellas palabras expresan esto desde el puño de Manuel Acuña:

“(…)

Y en medio de esos cambios interiores

Tu cráneo lleno de una nueva vida,

En vez de pensamientos dará flores.

(…)”[5]

Poco a poco este reto tan grande, será un motivo más para cuestionar qué buscamos con permanecer. Si hemos de permanecer, o de irnos, que sea de una forma auténtica.

El tránsito y el proceso de desgaste son inevitables para la vida.

“SOMETIMES MAKING SOMETHING LEADS TO NOTHING”[6] / “A VECES EL HACER ALGO NO LLEVA A NADA”. Hagamos de forma auténtica.

[1] Benedetti, Mario. “Ser y estar”

[2] https://es.m.wikipedia.org/wiki/Tri-Laksana

[3] Cao, Santiago (2012). El espectador sabi (d)o. En Actas del I Encuentro Latinoamericano de Investigadores sobre Cuerpos y Corporalidades en las Culturas. Buenos Aires, Ed: Investigaciones en Artes Escénicas y Performárticas.

[4] Orozco Quiyono, Lorena. Mensajes, 2007. Metro Bellas Artes, CDMX.

[5] Acuña, Manuel. “Ante un cadáver.”

[6] Alÿs, Francis. “Paradox of Praxis 1”.


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